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La transformación digital constituye uno de los factores que han consagrado al director financiero de una empresa (CFO, por las siglas en inglés de chief financial officer) como uno de los representantes más relevantes de este tipo de organizaciones.
En ocasiones, incluso se puede revelar como la aportación clave en la toma de numerosas decisiones significativas. A continuación, se desgrana cómo estos profesionales llevan a cabo la planificación financiera de una empresa.
Un especialista en manejar los riesgos
La introducción de la innovación relativa a las nuevas tecnologías de la información y comunicación supone un requisito indispensable en las firmas del siglo XXI. Por consiguiente, el CFO se especializa en el manejo de los sistemas informáticos más avanzados y los pone al servicio del plan de finanzas.
Pero han sido los procesos de crisis experimentados por numerosas empresas en los últimos años (sobre todo a partir de 2008) los contextos que han incrementado el poder de los directores financieros en el seno de sus organizaciones.
Sin duda, se han convertido, a raíz de estas coyunturas críticas, en un elemento indispensable y fundamental. En circunstancias en las que ha estado en juego la propia viabilidad de la empresa, fundamentalmente vinculada a sus previsiones financieras, no se ha tomado una decisión de relieve sin contar con el beneplácito del CFO.
Hoy en día, ningún máximo dirigente empresarial se aventura a tomar determinaciones vitales para el devenir de la empresa sin contar con la aquiescencia del director financiero. Este último se va a encargar de que las decisiones sean eficientes, rentables y sostenibles.
Se trata, al fin y al cabo, de un rol con un gran dominio de la estrategia. Como conocedor de los entresijos de la organización, tiene claras sus fortalezas y debilidades. Y cualquier decisión que tome en el plan va a valorar, en su justa medida, sus riesgos en el futuro. Un buen CFO nunca se mueve por la impulsividad y los intereses a corto plazo.
No hay que olvidar que de sus aportaciones va a depender la sostenibilidad de la firma. También para las inversiones que representen oportunidades de crecimiento.
El control de la innovación en automatización y otras virtudes
Como técnico cualificado en materia contable, de él depende la presentación en tiempo y forma de las cuentas anuales. Su buen hacer evita que la empresa reciba sanciones económicas o intervenciones que pongan en peligro su normal conducción.
Los exhaustivos conocimientos financieros de este empleado van a ser aprovechados tanto externa como internamente. A nivel externo, por ejemplo, mediante esa carta de presentación que representan las cuentas anuales.
Con documentos como el citado, el CFO se hace acreedor de dotes de buen negociador ante otros actores, tales como los clientes, los proveedores, las Administraciones públicas, otras empresas o las entidades de crédito.
Por lo que respecta a las finanzas internas, su conocimiento de las partidas presupuestarias le hace ser una figura imprescindible a la hora de modificar aspectos organizativos. Aporta al plan dónde recortar o invertir.
El director financiero, por otro lado, está al tanto de los cambios de normativa que puedan afectar a los balances económicos de la empresa. Siempre va a adaptarse a ellos para optimizar el ahorro y las ganancias. La materia fiscal, en este aspecto, es un ejemplo de cómo una planificación financiera tiene en cuenta todos los posibles ingresos y gastos de una manera exhaustiva.
Po último, la automatización en tiempo real del manejo del capital circulante también constituye una de las funciones habituales del día a día de esa planificación. Es la plasmación práctica del trabajo teórico realizado previamente.
En definitiva, la adaptación empresarial a los procesos de transformación digital ha discurrido paralela a la mayor especialización de los CFO.
