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El software de gestión puede ser considerado un activo intangible. Pero, antes de mostrar por qué puede serlo, vale la pena avanzar en qué consiste este concepto. A continuación, se repasan las claves de esta categoría de la contabilidad.
La formación de este concepto contable
En primer lugar, cabe señalar que el Plan General Contable considera que un activo intangible es uno no monetario y sin apariencia física, el cual puede ser valorado económicamente. Así que, si bien este inmovilizado no puede ser visto ni tocado, sí tiene la capacidad de generar valor para las organizaciones que lo poseen.
La innovación en software, I+D y el Big Data como ejemplos
De todas maneras, es con ejemplos prácticos como se puede comprender más fácilmente la naturaleza de esta categoría contable. Sus inversiones, en comparación con las que se realizan en inmovilizado material, están yendo a más desde la crisis de 2008.
Por otro lado, su relevancia es mayor en Estados Unidos que en Europa. Aunque en países como Suecia está comenzando a tener un desarrollo apreciable.
Por lo que respecta a dos ejemplos interesantes de activos intangibles, destacan los siguientes:
– Por una parte, la innovación en software, I+D y el Big Data no tiene unas repercusiones positivas al primer día de haberse llevado a cabo. Pero, en el plazo de un año, en la medida en la que van a estar produciendo beneficios, se van a estar notando.
– Por otra parte, la formación de los empleados de una empresa textil en las técnicas que les enseña un modisto vanguardista también va a repercutir, de manera diferida, en la creación de los productos más cotizados de las nuevas líneas de negocio y el aumento del prestigio de la marca.
La clasificación del inmovilizado intangible
Estas son las principales clases de activos intangibles que se pueden encontrar:
1. Los contratos y otros tipos de acuerdos de colaboración. Además, destacan las fórmulas de las franquicias y licencias.
2. Las relaciones que se establecen con trabajadores, otras empresas y las Administraciones Públicas. Por ejemplo, pueden suponer un beneficio en términos de reputación gracias a la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) que demuestre una organización.
3. Los derechos de la propiedad intelectual o industrial, que permiten tanto explotaciones propias como ventas.
¿Cuándo se puede considerar que un activo es intangible?
En función de la número 38 de las Normas Internacionales de Contabilidad (NIC), se proporcionan unos parámetros que permiten distinguir qué es un inmovilizado intangible. Se trata de los siguientes requisitos:
– Tienen que poder ser identificados, lo que deriva de su posibilidad de separación. De este modo, pueden ser incluidos en todo tipo de contratos.
– Debe existir una capacidad de controlar, en todo momento, sus efectos económicos y legales.
– Su beneficio económico tiene que poder ser medido en ganancias o ahorro de gastos.
¿Cómo contribuyen estos activos a las nuevas líneas de negocio?
Por último, es preciso hacer constar que detentar activos intangibles supone una evidente ventaja para una firma. Por eso, conviene remarcar de qué manera se materializan estos beneficios:
– Suben las ventas, ya que, por ejemplo, contar con patentes posibilita entrar en nichos de mercado a los que hasta entonces no se había podido acceder.
– Se incrementa la productividad, debido a que los trabajadores aprenden nuevas formas de organización que hacen más eficiente el día a día.
– Se reducen los gastos, lo que también es consecuencia de que los empleados adquieran un saber hacer que anteriormente les era ajeno.
En definitiva, el software de gestión es solo uno de los intangibles que puede aprovechar una empresa. Aunque no se noten tanto a corto plazo, son claves para su rentabilidad futura.
